viernes, 30 de noviembre de 2012

Cajón de-sastre: Deutschheit e italianità


Johann Friedrich Overbeck cumplió el papel de líder en el grupo de artistas alemanes y austríacos  del siglo XIX conocidos como los Nazarenos, más oficialmente como la Hermandad de San Lucas. Éstos, simplificando, fueron algo así como los antepasados continentales de la Hermandad Prerrafaelita, agrupación que lideró un nuevo y personal estilo pictórico en la Inglaterra de la década de 1860. A su vez, los Nazarenos supusieron una suerte de parientes remotos de los hippies y los guiris que se toman gap years en países meridionales. Aunque hoy quería hablar de música, a veces hay que dejar fluir las cosas, y no he podido evitar que lo que iba a servir de acompañamiento gráfico inicial se me acabara convirtiendo en el comienzo de una entrada bastante impredecible. Se trata de una obra del mencionado Overbeck, y quizá de la más conocida: Italia y Germania (1828).

(Seguro que El Hematocrítico tendría mil ideas para un título menos inocente)
En ella, inicialmente Overbeck pretendía representar a María junto con la Sulamita del bíblico Cantar de los Cantares, la doncella sensual que Salomón describió, entre otras cosas menos pedestres, como 'un lirio entre los cardos'. Se trataba del eterno rollito de contraponer la Vieja y la Nueva Ley; dos perfectas novias de dos perfectos Testamentos con dos perfectos óvalos por cara. Franz Pforr, amigo de Oberveck y nazareno melenudo también, sí realizaría una pintura sobre el tema. Sin embargo, Overbeck acabó modificando sus intenciones originales, dando un nuevo sentido a las figuras y rebautizando el resultado. Mientras trabajaba en la obra, escribió lo siguiente a su amigo Friedrich L. Z. Werner: 


El genio romántico: sin ceño, no vale.
"Italia y Germania son elementos en cierto modo similares, a quienes, si bien se enfrentan a una presencia que les es extraña, tengo la misión de unir en un todo. Se trata, por una parte, de un tributo a la Patria, y por el otro, del encanto de todo lo hermoso y solemne de lo cual agradezco disfrutar en el presente."
Esta concepción se plasmó en Italia y Germania mediante el uso de una retahíla de opuestos. La rubia y la morena, el norte y el sur, la amada Italia y la Alemania natal, el Quattrocento y la edad dorada de Durero, la corona de laurel y la diadema de mirto, ese decorado del fondo que es semicampiña y semicaligariano... y, por supuesto, todo gritando Rafael en términos de estilo. El mensaje que Overbeck pretendía transmitir era la conciliación, en definitiva, de todos esos contrastes en un mismo ideal estético, en la amistad (ejem) entre dos mujeres que personificaran lo mejor de los dos puntos cardinales. Vamos, lo que a la Unión Europea actual le sobr... En fin, sigamos.

Hemos partido de los Nazarenos, un grupo muy especialito de artistas de la pre-pre-vanguardia (sí) decimonónica, para hablar del complejo idilio entre el país que siempre gana al fútbol y el de la bota. Para enumerar alemanes dieciochescos o decimonónicos enamorados de Italia, en fin, no hay que estrujarse mucho los sesos: Winckelmann, Burckhardt, Goethe, Stendhal debieron de hacer couchsurfing a muerte por allá en aquel entonces. Y tuvieron síndromes de Stendhal, sí (ja, ja). El caso es que la "debilidad" de Alemania por Italia puede concebirse tanto en términos amatorios como de poder. Citando de nuevo a Overbeck, 
"[...] cortejando a Italia, [Germania] le toma de la mano con sus dos manos. Parece como si aquélla condescendiera gentilmente".
I'm sexy and I know it - Rome Edition
El cortejo, afán de dominación inclusive, de lo tedesco hacia lo italiano había empezado siglos atrás, como los fans de la Antigüedad Tardía y de la Alta Edad Media sabrán. Pero todo el tema había empezado precisamente justo al revés, cuando, en términos de género, Italia era EL IMPERIO, un machote rebosante de los más viriles ideales, que ya habían llevado a la República, en tiempos a. C., a someter a todo el Lazio... y más allá, finalmente consumiéndose a sí misma y reinventándose en clave fénix. 

Ya en el principio de los tiempos, Augusto y su rizo dorado decidieron meterse (después de que su tío abuelo favorito estuviera tonteando por allá un tiempo) en camisa de once varas, mandando a Druso a varias campañas por tierras del Rin. Sí, Druso, papi de Claudio, hijo de Livia y señor bien guapo en Yo, Claudio (véase foto). 

Luego el poco carismático Tiberio estuvo por allá castigado, cosa que sintió mucho, con lo que le gustaban a él sus fiestecitas por Capri. Después, Varo la lió pardísima con Teutoburgo, ilustre ejemplo de fail bélico por comandante incompetente (otro es la Armada Inven... cof, cof).

Algo después del desastre, Germánico, otro "padre de" que al parecer también estaba bastante potable en la realidad, partió por tierras germanas a exhibir su sex-appeal una temporadilla, gracias a lo cual adquirió ese apodo más sensual que su propio nombre (Julio César Claudiano suena a imitador de Luis Miguel). Pero en términos de conquistas, no se avanzó mucho, y la frontera del Imperio quedó fijada en el Rin. Tras caer los Julio-Claudios, Tácito escribió sus perlitas costumbristas sobre los barbudos más allá del limes. Pero ya sabéis que la cosa acabó en 476 mu' malamente para el Imperio Romano Occidental. Alemania 1, Italia 0. 

Eso de Alemania 1, Italia 0 y con Italia como esa tarta que todos quieren repartirse reaparece nada menos que en el manga Hetalia, bastante insustancial pero con el interés de ser de género histórico y de contener algún que otro momento divertido. 
Dos de las potencias del Eje derrochando gracia y estilo

En la serie, la cebada máxima va dirigida hacia al país de la pasta, involucrado en una relación bastante sospechosa, homosexual-paternalista incluso (la de imágenes yaoi que me he encontrado en Google...). Sí, un affaire entre el país de la eficiencia y el de la ineptitud mediterránea por excelenc... eh, bueno, el país inventor de la lasaña, que nos recuerda de nuevo la amistad más allá de las fronteras, y con tintes nacionalistas para todo gusto, del lienzo con el que hemos empezado el post. El manga Hetalia se dedica mayormente a relatar en clave humorística los eventos de la Primera Guerra Mundial. Pero, a efectos de lo que nos interesa, se remonta bastante más atrás en el tiempo, en concreto al muy loleante constructo que fue el Sacro Imperio Romano-Germánico, presentándonos a una Italia artísticamente esplendorosa pero empequeñecida políticamente por la injerencia de potencias extranjeras. Recuerden, recuerden, el mapa de la Italia del Renacimiento. Francia y España, el Papa, ciudades-Estado, condottieros, gunpowder, treason and plot, ah, no, eso no va aquí. Aunque en realidad podría.

Decía Shakespeare que la vida es una comedia contada por un idiota. Desgraciadamente otro eslabón en esta cadena de enredos históricos, tan absurdo que supera en hilaridad las parodias de Chaplin o Lubitsch, y tan fatal que parece la propia encarnación del humor negro, es el binomio Hitler-Mussolini. Un duelo de sables (incluyendo la pugna por el look más imponente, con dudosos resultados) en el sinsentido del siglo XX. Aunque, ¿cuándo ha tenido sentido la Historia? 



Nos gustaría volver a tocar este Italia vs Alemania en una próxima entrega, hablando en ese caso de músicos y música, si el tiempo lo permite. Estén atentos a sus pantallas, disculpen la verborrea que, como de costumbre, no falta en estos lares... y, sobre todo, sean felices y no se carguen media Europa en el ínterin. 

lunes, 15 de octubre de 2012

El traje nuevo del emperador: sobre la historia, la verdad y la ceguera.


“Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”. 



Señalar la conveniencia de ser conscientes de que la propia mirada influye en la interpretación histórica puede hacer saltar mil alarmas. Parece increíble, pero así es, y resulta a la vez triste y divertido en un sentido irónico. Los viejos tótems de la respetabilidad de la disciplina como ciencia, la alambrada anti-relativismo y las llamadas a la redención para evitar el apocalipsis que la negación de la objetividad supone intimidan al neófito. 

Así, esta joven que alberga dudas acerca de su neutralidad como analista siente que se ha ganado el anatema: la camarilla de señorones que se rifan al pito-pito respetables títulos de expertos en el pasado ya no le "ajunta". Pero todo ello sólo inocula en ella nuevas sospechas, da alas a sus preguntas previas, siembra en ella un espíritu combativo. 

¿Por qué tanto recelo?, se pregunta. ¿No será que ha adivinado, sin quererlo, lo que lleva puesto el emperador? ¿Por qué un comentario inocente puede bastar para hacer temblar a voces respetadas, que se pretenden seguras de sí mismas? ¿Por qué intentar liquidar la cuestión de un plumazo, con torpes regañinas? 

La sensación de absurdo es clara; algo se le intenta ocultar que es de vital importancia. Hay cuestiones peliagudas por las que es mejor pasar de puntillas, y disquisiciones que sólo se reservan para que los iniciados les saquen brillo como a mosquetones de exposición, tabúes mortíferos, nada menos que la caja de Pandora que puede dinamitar los cimientos de la virginidad de Atenea misma si se abre. Pero esa actitud escurridiza, esa falta de argumentos ante una cuestión sencilla, ese veto a lo subversivo y ese aura de misterio sacrosanto que lo envuelve, no hacen sino espolear el entusiasmo del curioso.

Quién hubiera dicho que el 'sólo sé que no sé nada' era tan impopular, con lo mucho que se cita. La realidad de la vida es que ser humilde no queda bien en el currículum. Mejor mercadear con la nada, disfrazada de neolengua. La prudencia y la autocrítica tienen poco que hacer ante el nuevo estudioso-publicista. 

Así las cosas, y a pesar de llevar las de perder, los académicos que de corazón se sienten tales aún tienen muchas batallas que librar por dignidad personal, por deber ético. ¿A qué me refiero? A que es necesario denunciar que ese dichoso traje nuevo del emperador (la objetividad, el puro conocimiento 
de todo, el hallarse en el más allá de toda atadura) no existe. 

Es necesario denunciar que quien afirme lo contrario es un hipócrita, un soberbio o un adolescente irredento. La suficiencia es siempre el patrimonio del necio, y no debería confundirse con la posesión de la verdad.

De todos modos todo esto no tiene nada de nuevo, y no es extraño. Cuanto más leo más me doy cuenta de que las novedades no son sino, muy a menudo, reformulaciones de momentos lúcidos. 



Lo importante es que todo esto (es decir, el motivo de excomunión alrededor del cual gira esta entrada) no niega, por mucho que lo quiera el corpus cardenalicio, la necesidad de la búsqueda de conocimiento. Para mí eso es lo más hermoso de todo. Muy al contrario, a quienes me tachan de blasfema si declaro que el emperador va desnudo les digo que eppur si muove. El compromiso de quien aspira a conocer se halla en la adquisición de familiaridad con su propia esencia. Y acaso ésta resida más que en ningún otro sitio en su desnudez, en su vulnerabilidad y en su carencia. 


viernes, 7 de septiembre de 2012

Londres: las Camden Catacombs, el otro secreto goth

Primera entrada desde tierras londinenses. La pérfida Albión no es tan fiera como la pintan, y su capital esconde mil secretos rincones. Hoy pretendo hablarles de uno de ellos.


El barrio de Camden, en la zona norte de la ciudad, es conocido por su animado mercado y, en mi caso, por ser (tiempo ha, pues la cosa ha decaído y el lugar se ha vuelto más bien blanco del turisteo en general) la meca a la que todo gótico debía peregrinar al menos una vez en la vida para aprovisionarse. Y para ver y ser visto, claro.
Marilyn Manson en Camden...
¿aprovisionándose?

Pero las hordas de guiris que invaden la zona pasan por alto algo que acecha en el subsuelo. Y no me refiero al vapor del metro, ni a entrañables cucarachas tamaño hemisferio meridional. No. Me refiero a las 'catacumbas de Camden'. Contengan la respiración, todo el párrafo ha sido muy efectista. 

La publicidad engañosa no es nueva en este blog. Pero, en este caso, son los londinenses quienes se encargan. Y es que, a pesar de gozar de ese siniestro nombre, la finalidad de los mencionados (y olvidados) pasadizos en lo más profundo de Camden no era funeraria. Vamos, que de catacumbas ná. Propiedad de British Railways, servían para albergar a los caballos y ponies que la compañía ferroviaria empleaba. Época victoriana a toperl. 

En fin: parte de estos túneles se hallan bajo el frecuentadísimo mercado de Camden (Camden Lock Market) mismo, y también conectaban, en origen, con los sótanos de algunos almacenes de la zona. Yo no digo nada, pero suena todo muy turbio... Cosa que, por otra parte, hace de este tema algo totalmente idóneo para gozar de un poquito de espacio por estos pagos. Vaya todo esto sin menoscabo, por supuesto, de mi perfecta salud mental. Sigamos.


Independientemente de su función, el nombre de "catacumbas" queda justificado por lo poco cálido y alegre del lugar (aunque ya sé que el rollo loft es el colmo de la repera para algunos). Creo sinceramente que la Cámara de Turismo brit debería intentar relanzar Camden como lugar de peregrinaje oscurillo. En Viena, por ejemplo, lo de sacar partido al alcantarillado ha funcionado: los frikis más frikérrimos de El tercer hombre lo visitan con regocijo para rememorar sus secuencias favoritas.


Perfecto para un paseo en barca.
Las 'Catacumbas de Camden' disponen también de su propio canal-charquera, también la mar de acogedora y lovecraftiana, como pueden ver en la imagen que se adjunta. Anyway: insto desde aquí a las autoridades londinenses a echarle iniciativa al asunto. Si ya tienen el Museo de los Horrores, el de Madame Tussauds y el de Jack el Destripador, con esto ya redondean el paquete turístico para paladares finos. 

Esta entrada ha sido corta y probablemente producto de delirios a altas horas de la madrugada en sagrado suelo británico (recuerden, un poquito al oeste del continente aislado). Pero quedo contenta con la mezcla. Londres, góticos, Marylin Manson, Orson Welles, Viena, alcantarillas y cosas subterráneas y churretosas. Lo mejorcito de la vida. 

Como siempre, espero que hayan disfrutado. Gracias y hasta la próxima.

martes, 28 de agosto de 2012

Pelea de gatas: Mary Seacole y Florence Nightingale


El post de hoy nos va a llevar a la Inglaterra victoriana y a las trincheras a orillas del Mar Negro. Prejuicios raciales y envidias poco edificantes desembocaron en el duelo entre las dos almas caritativas más mediáticas del Imperio Británico. Dos mujeres que rompieron moldes con su valentía, pero cuya trayectoria, como la de muchos filántropos, no es inocua. A mi izquierda, Florence Nightingale. A mi derecha, una mujer que aún lo tuvo más difícil...


Mary Jane Seacole (1805 – 1881), 'la otra Florence Nightingale', fue una enfermera conocida por su labor en la Guerra de Crimea (1853-56), donde instaló centros de asistencia para auxiliar a los soldados.


Seacole, por
la revista satírica 'Punch' (1857)
Nació en Kingston, Jamaica, lugar bajo dominio británico. Enterada de la precariedad de la asistencia sanitaria en el frente de Crimea (primer campo de pruebas para la industria de la prensa en lo que a cobertura de conflictos armados se refiere), viajó a Londres resuelta a ofrecerse como enfermera. Partió llevando consigo conocimientos de medicina natural aprendidos de su madre, quien  regentaba una casa de huéspedes donde solía cuidar de europeos enfermos de fiebre amarilla.

Pero la Oficina de Guerra británica rechazó su generosidad: no les hacía gracia la idea de una mujer (y además, no blanca) con ganas de inmiscuirse en medicina. Ni siquiera se le autorizaría, más tarde, a Seacole el unirse al grupo de enfermeras elegidas para viajar a Crimea junto a la famosa Florence Nightingale. Y por cierto, tan famosa era ésta última que si fuéramos a hablar sólo de ella este post no tendría sentido de puro manido: de ahí que ceda el puesto de honor en el título y el cuerpo del texto a su enemiga íntima.

Estilizada heroína de la nación.
Henry Weekes, 1859.
Pero volvamos a nuestra protagonista. Mary, de algún modo u otro, consiguió un préstamo con el que se costearía ella misma el viaje (de unos 6500km). Y allá que se fue a tratar heridos. Su dedicación y arrojo la hicieron famosa: a menudo, atendía a los soldados de ambos bandos en plena batalla, sin importarle el peligro. Además, no renunció a su costumbre de vestir con colores chillones, aunque esto hiciera de ella un blanco fácil.

Cuando finalizó la guerra, en 1856, Mary Seacole se encontró al borde de la ruina. Por suerte, un concierto benéfico organizado por amigos del frente resultó un éxito: hubo más de cuarenta mil asistentes, y quedó solucionado así el tema de su subsistencia.

Años más tarde, Mary expresó su deseo de marchar a ofrecer ayuda a la India tras la rebelión de 1857. Por desgracia, esta vez no consiguió reunir el dinero necesario para ello.

Mujer y no blanca, tuvo el raro honor de ser honrada y respetada en vida, y llegó a publicar una autobiografía: "Wonderful adventures of Mrs. Seacole in Many Lands" (1857), que pueden consultar haciendo clic en el enlace. Sin embargo, su fama no le sobrevivió, recordándose mucho más a su némesis, Nightingale.

Portada de la autobiografía
de Seacole, 1857
Y aquí es donde entramos más en el terreno del cotilleo. La familia Seacole sostenía que el marido de Mary, fallecido antes de que ésta llevara a cabo sus hazañas, había sido hijo ilegítimo nada menos que del almirante Nelson. El testamento de la propia Seacole indica, de hecho, que su difunto esposo era el ahijado de Nelson, aunque no se le mencionara en el testamento de éste último. Quién sabe.

En fin: tras enviudar y perder a su madre en el mismo año, Mary declinó numerosas ofertas de matrimonio, centrándose en su trabajo; primero en la casa de huéspedes familiar, y después en labores sanitarias, durante la epidemia de cólera de 1850, que causó más de treinta y dos mil muertes en Jamaica.

Al año siguiente, Mary viajó a Panamá a visitar a su hermanastro, quien regentaba allí un hotel. De nuevo, hubo de emplearse a fondo cuando el cólera llegó a la zona. Parece que logró curaciones milagrosas: los rumores se extendieron y comenzaron a llegarle más pacientes; a los pobres no les cobraba. Pasada la epidemia, Mary abrió su propio hotel en Panamá y continuó asistiendo a los enfermos.

Posteriormente, regresó a Jamaica. Fue allí donde oyó acerca de los horrores de Crimea, decidiendo 'alistarse' para así experimentar la "pompa, orgullo y circunstancia de la gloriosa guerra". Allí luchaban tropas procedentes del Reino Unido, Francia, Cerdeña y el Imperio Otomano. Miles morían, el cólera campaba por doquier y los hospitales eran insuficientes, pequeños y estaban mal surtidos de personal y medios.

Cuando Mary llegó a Crimea, después de su azarosa travesía, visitó el flamante hospital que Nightingale y sus enfermeras habían establecido en Bustari, provista con cartas de recomendación y dispuesta a ofrecer su ayuda a ésta directamente. Pero fue rechazada de nuevo. Finalmente, acabó construyendo el British Hotel, su propio centro de asistencia de soldados, en marzo de 1855. Alexis Soyer, cocinero francés de renombre enviado al frente para mejorar la dieta de los soldados británicos, describió a Seacole tras conocerla allí como "una vieja dama de apariencia jovial, pero un par de tonos más oscura que el lirio blanco". Muy delicado.

El corresponsal especial de The Times escribió, por su parte: "la señora Seacole trata y sana a todo tipo de hombres con extraordinario éxito. Siempre está en acción cerca del campo de batalla para auxiliar a los heridos, y se ha ganado las bendiciones de muchos desafortunados".

Nightingale y Seacole, según
este docudrama de la BBC
La genial Kate Beaton, de Hark! a vagrant, nos resume el tema.
Por su parte, Florence Nightingale se la tenía guardada a Seacole, lo cual me parece bastante interesante (ya hemos visto cómo rechazó acogerla en su equipo). El British Hotel cobraba por sus servicios, vendía alcohol, y, además de a soldados, admitía a turistas, por lo cual Nightingale acusaría más tarde a Seacole de llevar un establecimiento poco mejor que ¡un burdel!

En una carta de 1870 de Nightingale, podemos leer que, según su versión, Seacole "regentaba... no lo llamaré una 'casa de mala reputación', pero algo no muy distinto en cualquier caso, en la Guerra de Crimea (...) Era muy amable con los hombres, y lo que es peor, con los oficiales, y a muchos los emborrachaba". Otra segunda carta fue más lejos: según Nightingale, Seacole era una "mujer de mal carácter" que, ahora sí, con todas las letras, era propietaria de una "casa de mala reputación". Nightingale llevó a la práctica su manía por Seacole haciendo lo posible para evitar cualquier relación entre ésta y sus enfermeras, a pesar de que el Inspector General de Hospitales consignara en una carta su gratitud con la jamaicana por su valiosa ayuda. 
Única foto de Seacole
que se conoce (1873)

Racismo, envidia, competitividad, soberbia... podrían ser los sentimientos que motivaron la animadversión de Nightingale hacia Seacole, puesto que sus calumnias parecen infundadas. Se ve que hasta la misma Nightingale no pudo sino reconocer en cierta ocasión que su rival  "había hecho muchísimo bien por los pobres soldados". 

Para más inri, cuando Seacole cayó en bancarrota tras la guerra, Nightingale estuvo entre los donantes anónimos que ayudaron a salvarle de la ruina. Ruina que llegó una segunda vez años más tarde... y que fue de nuevo evitada: la 'Seacole Fund' se puso en acción en Londres, incluyendo a benefactores como el príncipe de Gales, el duque de Edimburgo o el de Cambridge.

Seacole volvió a Londres una vez más, en 1870, según algunos, con idea de prestar sus servicios en la Guerra Franco-Prusiana. Sea como fuere, entró en la periferia del círculo real, convirtiéndose en masseuse personal del príncipe de Gales. Murió en 1881.

Mary Seacole consiguió el primer puesto en la encuesta online 100 Great Black Britons en 2004.

En resumen, una filántropa probablemente aficionada a la calumnia (y un poco bitchy), y otra posiblemente a la exageración, la fantasía y bueno, ya no voy a decir a regentar burdeles, pero quizá sí a administrarse un poco mal los cuartos. Como ven, ¡nadie es perfecto!

viernes, 3 de agosto de 2012

Picoteos por la Vieja Europa: tras los pasos de Roldán

¿Qué tienen en común la oscense Sierra de Guara y la ciudad hanseática de Bremen, la Reconquista española y el orgullo cívico del norte de Alemania? Les responderé que a Roldán, Rolando u Orlando: sobrinísimo de Carlomagno y héroe épico, es un personaje muy a juego con el orgullo paneuropeo, y a la vez muy aragonés, del que se precia la autora de este blog. A la presencia con que cuenta su figura en ambos lugares queda dedicada esta entrada. Comencemos cuando gusten.

I. El Salto de Roldán y la Brecha de Rolando (Huesca, España)

El 'Salto de Roldán', con el castillo de Montearagón en primer término


El llamado Salto de Roldán es una formación rocosa del Prepirineo oscense, compuesta por dos inmensas moles pétreas que sirven de entrada a la Sierra de Guara desde la llanura de la Hoya de Huesca. Se trata de la peña San Miguel (1123 m) y la peña Amán (1124 m), entre las cuales discurre el río Flumen. 
Cuenta la leyenda que el famoso héroe Roldán, al mando de la retaguardia del ejército carolingio, se retiraba hacia Francia perseguido por las tropas musulmanas. Rodeado en la peña Amán, no había escapatoria posible...salvo el ponerle las pilas a su caballo y dar un salto hacia la peña opuesta. La verdad es que no estaba precisamente cerquita: había (y hay) un abismo bien majo, digno de una entrega de los dibujos del Coyote y el Correcaminos. Bien pensado,  la historia del primero parece la de un eterno fracaso en un intento de emular a nuestro caballero carolingio.

Yo no les recomiendo que lo intenten... pero sí que les invito a animarse a una excursión (en el enlace hay más detalles). Ambas peñas son accesibles para los senderistas, aunque con diferente grado de dificultad en la subida. Al atractivo de las vistas se suma el de poder contemplar buitres leonados muy, pero que muy de cerca: hay numerosos nidos de esta especie en la zona, y es un ave imponente y majestuosa, de hasta 2'6m de envergadura y hermoso plumaje.

El Salto de Roldán fue zona militarizada durante la pertenencia de la ciudad de Huesca al Califato de Córdoba. El episodio más importante vivido en ese periodo fue el asalto de García Sánchez I de Pamplona en 941 a los baluartes situados en lo alto de ambas peñas. Ambas posiciones fueron recuperadas al año siguiente por el señor musulmán de Zaragoza.

Sin embargo, no sería justo marcharnos de tierras altoaragonesas sin pasar por otro lugar imponente: la llamada Brecha de Rolando, situada a 2804m, en el macizo pirenaico del Monte Perdido. Se trata de un collado de 40m de ancho y 100 de alto y, según la leyenda, fue abierta por nuestro caballero al intentar destruir su espada, la mítica Durandal, golpeándola contra la roca al final de la batalla de Roncesvalles. Además, tiene el honor de ser (según leo) el macizo calcáreo más alto de Europa, y resulta un lugar de singular belleza, accesible tanto desde la parte española de la cordillera como desde la francesa. 

II. El Roland de Bremen (Alemania)
En la Marktplatz, frente al ayuntamiento de esta ciudad norteña, se yergue orgulloso Roldán, símbolo del segundo puerto en importancia del país germano por detrás de Hamburgo, y, por supuesto, patria soñada de los Trotamúsicos.* 

'Roldán' es, en este caso, una estatua del siglo XV que fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004. De más de 5m de altura (más de 10 contando la columna y el pedestal), representa a nuestro caballero blandiendo a Durandal (o Durandarte), símbolo de justicia. Parece que las estatuas de Roldán fueron más o menos comunes a lo largo y ancho del Sacro Imperio Romano-Germánico, viniendo a representar los derechos de las ciudades en las que se erigían.
El primer Roland (Roldán) bremense, de madera (el actual es de caliza), fue quemado a mediados del s. XIV. Del 1404 data el que ahora contemplamos. El escudo del caballero contiene el águila bicéfala imperial, con una inscripción que reza: "La libertad os anuncio / que Carlomagno y otros príncipes / han dado a esta ciudad / Darle gracias a Dios es mi consejo". 

Aunque en el XIX Napoleón, durante la ocupación francesa, quiso llevarse al Roland al Louvre como trofeo (ya sabemos que era de mano suelta), los ciudadanos de Bremen lograron convencerle de su escaso valor artístico; y, si quieren que les dé mi opinión pofesional, coincido en que la estatua es bastante macizota y sin gracia. Así, en Bremen ha permanecido hasta el día de hoy... aunque no intacta: ha sufrido varias restauraciones, y su cabeza no es la original (la vieja está en el Museo Focke).

La versión oficial es que se trata de la estatua de Roldán más antigua de Alemania, la primera de la tipología. Sin embargo, los hamburgueses (bonito gentilicio) reclaman el honor para sí, basándose en documentos que mencionan una suya de 1342. Lo que no se cuestiona, al margen de los piques, es la importancia del Roland bremense, símbolo local de independencia y orgullo cívico, e incluso condición para éstos: una leyenda afirma que Bremen sólo permanecerá libre e independiente mientras la figura siga en pie. Por ello, los sótanos del ayuntamiento de la ciudad, edificio también distinguido con idéntico honor por la UNESCO, guardan una réplica exacta, lista para ser alzada rápidamente en caso de necesidad.

Esperemos que no haga falta. ¡Larga vida al Roldán! :)
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* La expresión no la he usado a la ligera: Bremen explota con astucia comercial la fama que este cuento le ha granjeado en todo el mundo, pero lo curioso es que los protagonistas de la historia nunca llegaron allí, a pesar de ser Bremen el destino de su viaje. Aun así, ningún turista parece sentirse estafado.



sábado, 28 de julio de 2012

De nabos y otras mieles: Leonhard von Keutschach, príncipe-arzobispo de Salzburgo

Querido lector: sé bien que el titular de la entrada de hoy es la mar de gráfico, pero habrás de disculparme si te digo que la tentación me ha resultado irresistible. Y es que el inefable nabo ocupa un lugar de honor en el texto que sigue. 

Así, cual literato de época cervantina necesitado de cuartos, apelo a tu benevolencia y me encomiendo a tu liberalidad. 

Comencemos esta entrada de hoy con una pequeña anécdota sobre Leonhard von Keutschach (1442-1519), príncipe-arzobispo de Salzburgo desde 1495 y hombre a una nariz pegado, a juzgar por el siguiente retrato:


Desconfianzas hacia un báculo, I
Existe un suceso bien jugoso, como digo, si bien difícil de verificar, relacionado con este personaje. Se decía que el joven Leonardito solía despilfarrar grandes cantidades de dinero para mayor disgusto de su tío. Tal es así que éste, en un momento de hartazgo sumo, lanzó con certera puntería un nabo a la testa o a la faz de su sobrino, esperando así hacerle entrar en razón. 

No sé qué tal le sentaría a un ni-ni del tercer milenio que le tiraran un nabo a la cara, pero se ve que hace quinientos y pico años estas cosas funcionaban:  Leonhard volvió a la senda de la mesura y corrección, y además, haciendo gala de un saludable sentido del humor, hizo del nabo su símbolo heráldico, hasta el punto de ser apodado der Rübler, "el nabero". 

Coincido en que es un mote con clase donde los haya. 

En fin, aun hoy en la imponente fortaleza de Hohensalzburg, construida y ampliada por una larga serie de príncipes-arzobispos entre los siglos XI y XIX, podemos encontrarnos con hasta cincuenta y ocho nabos, correspondientes a la propia aportación de nuestro horticultor prelado al conjunto. 

Sin embargo, la relación entre los nabos y la heráldica es larga y próspera al norte de los Pirineos. Encaminémonos hacia Bélgica, tierra de buenos pintores, conflictos idiomáticos, patatas fritas, Jacques Brel... y nabos, claro.

La leyenda del nabo de Waasland*

Parece que un buen día nuestro Carlos V visitó, en calidad de emperador, la ciudad de Sint Niklaas, en Waasland (Flandes, hoy Bélgica). 

La población acudió en masa a recibirle. Entre ellos se hallaba un pequeño granjero que traía consigo un nabo de enorme tamaño (sic) con la esperanza de regalárselo al monarca. Los guardias le bloquearon el paso. Pero el emperador reparó en la escena, y se aproximó al campesino para preguntarle qué deseaba. Éste le respondió que era portador de un 'fruto gigante', y le expresó su deseo de entregárselo. Carlos V, complacido, aceptó el original regalo y recompensó al hombrecillo con una bolsa llena de monedas. 
Escudo de Sint-Niklaas, o San Nicolás de Flandes.
Mono, ¿verdad?

Enterado del suceso, un criador de caballos pensó en qué no podría conseguir si le regalaba al emperador Carlos uno de los más hermosos jacos que poseía. Sin embargo, llegado el momento, el monarca contestó que respondería al presente recibido con una de sus más preciosas posesiones. ¿Adivinan de qué se trata? 

En fin: avergonzado, el criador de caballos tuvo que aceptar el insigne nabo como recompensa, el cual se convirtió entonces en el símbolo de la fértil región de Waasland. Y como tal aparece en las banderas de varias localidades de la región.


Hasta aquí el final de esta breve entrada sobre heráldica singular y rijosa. Gracias por su atención y dos recomendaciones finales: sean buenos con su tío y eviten las dádivas por interés por interés. Se ahorrarán así el impacto de una hortaliza en lo más profundo de su alma.


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* Esta historia está tomada de http://flagspot.net/flags/be-waas.html. 

Mitología china: Sun Wukong y "Viaje al Oeste"


Hoy nos toca un poco de mitología asiática. Ayer estuve con una amiga china ante unas montañas austríacas conocidas como los Cinco Dedos, nombre que le recordó a un episodio puntual dentro de cierta leyenda, que yo no conocía y que me ha parecido interesante incluir aquí. 

Sun Wukong, o el Rey Mono, es el protagonista de la novela épica Viaje al Oeste, clásico de la literatura china basado en narraciones que se remontan a la época de la dinastía Tang (618-907). La obra describe el periplo de este personaje, junto a varios compañeros, para recuperar los sutras budistas de la India. Precisamente hindú es el origen que algunos atribuyen a este mono mitológico, relacionándolo con Hanuman, el héroe mono del Ramayana (el cual me parece adorable desde que vi Sita Sings the Blues).

Sun Wukong en una edición ilustrada de "Viaje al Oeste". Siglo XIX.


Sun Wukong, dice la leyenda, poseía una fuerza increíble, por lo que manejaba su bastón mágico de más de ocho toneladas* con gran facilidad. Virtuoso luchador, podía moverse a gran velocidad, transmutarse y transformar sus cabellos en animales y objetos. También conocía hechizos para dirigir el viento, separar las aguas, conjurar círculos protectores o congelar hombres, demonios y deidades. 

Nuestro simiesco amigo nació de una piedra mítica en la Montaña de las Flores y la Fruta. Tras unirse a un clan de su especie, se ganó su respeto al descubrir la Cueva de la Cortina de Agua tras una enorme catarata. El clan hizo del lugar su hogar y honró a Wukong como a su rey. Pero una tarde su mejor amigo, ya viejo, cayó muerto en el risco de una montaña. Fue entonces cuando Wukong comprendió que, pese a su poder, también él algún día habría de sufrir la muerte. Decidido a lograr la inmortalidad, se dispuso a viajar, lo que hizo hasta encontrar al maestro Bodhi, de quien se hizo discípulo. Bodhi le enseñó el habla y las costumbres humanas. Aunque al principio había tenido sus reservas, pronto le impresionó la gran determinación del simio. Fue él quien le bautizó como Sun Wukong: 'Sun' hace alusión a su origen como mono, y 'Wukong' significa 'consciente del vacío'. 

Pronto, la avidez e inteligencia del mono le hicieron uno de los discípulos favoritos de Bodhi, quien le enseñó las artes de la transformación, la transmutación, el desplazamiento ultrarrápido y conjuros diversos. Orgulloso de sus destrezas, Sun Wukong hizo un día una demostración de éstas ante sus compañeros. El revuelo organizado ante tal exhibición distrajo al maestro Bodhi, que, al enterarse de la soberbia de su alumno, se enojó y lo echó de su templo. 

En búsqueda de un arma digna de él, Sun Wukong viajó entonces a los océanos, y fue allí donde obtuvo su bastón mágico. Además, derrotó a los dragones de los cuatro mares y recibió como trofeo objetos igualmente dotados de poderes, como unas botas que permitían caminar por las nubes. El mono desafió después a las deidades del Infierno cuando éstas trataron llevarse su alma: en lugar de reencarnarse como los demás seres vivos, tachó su nombre del “Libro de la Vida y la Muerte” y raspó en él los nombres de todos los monos (tras lo cual seguramente diría algo así como epic owned).

Los Reyes Dragón y los Reyes del Infierno decidieron denunciarlo, ante tales excesos, ante el Emperador de Jade. Éste, esperando que dádivas y títulos lo apaciguaran, invitó a Sun Wukong al Reino Celestial, pero fue en vano. Después de ser excluido de un banquete, el simio devoró los Melocotones de Inmortalidad pertenecientes a la Emperatriz, así como las Píldoras de Indestructibilidad que pertenecían a un tal Señor Laozi. Como consecuencia, las autoridades celestiales no tuvieron más opción que tratar de subyugarlo.

Sin embargo, el mono venció varias veces, incluso a un ejército celestial de cien mil soldados, que no es moco de pavo. Pero finalmente, con el esfuerzo de muchas deidades, fue capturado. El problema era que el mono no era bicho fácil de matar: tras varios intentos de ejecución fallidos, se le encerró por último en un caldero de gran poder, esperando que fuera consumido y destilado en un licor por sus llamas... pero tras casi cincuenta días de cocción, el caldero explotó y el molesto simio salió de él más fuerte que nunca, y con la nueva habilidad de "ver" la maldad en cualquier forma a través de sus ojos. Don't fuck with Chuck.

Desesperados, el Emperador y las autoridades del Cielo apelaron entonces al Buda mismo. Éste apostó a Sun Wukong que no podría escapar de la palma de su mano. El mono, que se sabía capaz de cubrir miles de kilómetros en un solo salto, aceptó la apuesta. Así, dio un gran brinco y aterrizó en un paraje desolado: nada había en el horizonte a excepción de cinco pilares, por lo que asumió haber llegado a los límites del Cielo. Para probar que había estado ahí, escribió su nombre en uno de ellos, y marcó el lugar con su orina (estamos hablando de un mono, recuerdo). 

Después, Sun saltó de regreso y aterrizó sobre la palma de Buda. Sonriendo, éste le sugirió que se girara. El mono lo hizo y vio que el "pilar" sobre el cual había escrito era un dedo de Buda: había perdido la apuesta. En fin, al menos había llegado a hacer sus necesidades en la mano de Buda, que tampoco está tan mal...

Inmediatamente, el simio trató de escapar, pero Buda volteó su palma y le hizo caer bajo una montaña. Ahí permaneció el Rey Mono prisionero por cinco siglos, hasta que se ofreció a servir a Xuanzang el monje, quien se disponía a hacer un viaje 'al Oeste' (a la India) para recuperar las escrituras budistas para China. 

Estatua de Xuanzang en la Gran Pagoda del Ganso Salvaje (Xi'an, China).


Durante el resto de la historia, Sun Wukong ayuda fielmente al santo varón, que, visto el historial delictivo del monito, debía ser antepasado del tipo de Hermano Mayor. A la expedición se irán incorporando un cerdo (Zhu Bajie) y el llamado Monje de Arena (Sha Wujing), a los que se les ordena seguir a Xuanzang para redimir sus crímenes. El grupo se enfrenta a más de ochenta conflictos antes de regresar a salvo al Imperio Tang con su misión cumplida. Apuesto a que tanta trama daría para todos los rellenos de Naruto. 

Sun Wukong en la cultura sino-japonesa... y más.

El festival de Sun Wukong se celebra el octavo mes lunar en el calendario chino, e incluye recreaciones de sus juicios, como caminar sobre carbón encendido o subir escaleras llenas de cuchillos (yuju).

El mismo Mao (hombre campechano) usó a Sun Wukong a menudo durante su mandato como ejemplo de comportamiento, elogiando su “temeridad de pensamiento, capacidad de trabajo, concentración en el objetivo”.

Por su parte, como quizá los que hayan crecido con Dragon Ball sepan o sospechen ya, Son Goku está parcialmente basado en Sun Wukong. Es más: Son Goku es la pronunciación nipona del nombre del personaje chino. A su vez, elementos inspirados en la historia del Rey Mono aparecen también en manganimes como Inuyasha, Naruto, Shin Chan, Love Hina o Shaman King, en películas (por ejemplo, The Forbidden Kingdom, con Jet Li y Jackie Chan) y en videojuegos (caso de League of Legends; gracias a Daniel por el apunte). Por ejemplo, Infernape (en japonés Goukazaru), un pokémon de la cuarta generación, está inspirado también en este personaje.



La verdad es que yo me quedé en Pokémon Cristal...

Parece suficientemente probada la importancia de esta leyenda para la cultura del Extremo Oriente. Sin embargo, hay grandes historias que merecen dar el salto a la universalidad, y éste podría ser el caso de "Viaje al Oeste". Al menos, eso es lo que parecía según se vino especulando a mediados de 2011: nada más y nada menos que Neil Gaiman, con el asesoramiento técnico de James Cameron y la financiación de un multimillonario productor chino, iba a ser el encargado de escribir una adaptación de la epopeya del Rey Mono para la gran pantalla (se llegó a hablar hasta de una trilogía). 

El mismo Gaiman confirmó entonces los rumores en su blog personal, pero, al menos hasta donde sabemos a fecha de escribir estas líneas, el proyecto permanece en punto muerto. Esperaremos, ¿verdad?
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*El Ruyi Jingu Bang es un bastón mágico que puede cambiar de tamaño según el deseo de su dueño. Usado en la construcción de la Vía Láctea, Wukong lo consigue del palacio submarino del Rey Dragón. Son Goku, basado en Sun Wukong, posee un bastón muy similar, llamado Nyoibo. El objeto también aparece en Naruto, como técnica de invocación personal de uno de los Hokage.

martes, 24 de julio de 2012

Cotilleos regios: Luis II de Baviera y el príncipe de Thurn y Taxis

El siguiente texto trata sobre la figura de Luis II de Baviera, o Ludwig, como se le llama en Baviera, donde estoy pasando unos días preciosos. Hipersensible y esteta, fuera de Alemania ha pasado a la fama como "el rey loco". Pero la cuestión de su salud mental, bastante controvertida, no nos ocupa en esta ocasión. Hoy hablaremos de pasiones de folletín y de trayectorias malogradas. Pasen y vean.

El rey de cuento, el mirlo blanco*


Paul Maximilian Lamoral, príncipe de Thurn und Taxis (1843 – 1879), fue el tercer hijo de Maximilian Karl, sexto príncipe de Thurn und Taxis, y de su segunda esposa, la princesa Mathilde Sofie. 

En 1863 fue asignado como oficial al servicio del entonces príncipe heredero de Baviera, Ludwig (futuro Luis II). En septiembre de ese año, los dos jóvenes se hicieron íntimos durante una estancia de tres semanas en el pueblecito alpino de Berchtesgaden.

Así, un año tras la subida al trono de Ludwig en 1864, el también apuesto Paul fue ascendido a ayudante de campo real. Durante los dos años siguientes, Paul von Thurn und Taxis sería el más cercano amigo y confidente del nuevo monarca, quien solía llamarle, al parecer, 'fiel Friedrich':

“Déjame asegurarte que siempre alimentaré con la misma sinceridad los sentimientos de agradecimiento y leal amor que te profesa mi corazón. Recuerda con amor a tu fiel Ludwig" (carta de Ludwig  a Paul).

Ludwig en 1863
Se dice que los dos jóvenes acabaron siendo amantes. Parece que Paul mantenía un diario que podría haber esclarecido la cuestión, pero éste fue destruido por su familia (más tarde comentaremos el porqué). Sin embargo, una carta de 1866, escrita a Ludwig desde su apartamento de Múnich, es lo bastante reveladora:

“¡Querido y Amado Ludwig! Justo estoy acabando de escribir en mi diario, mientras pienso en las hermosas horas que pasamos juntos esa tarde hace una semana, que me hiceron el hombre más feliz sobre la Tierra... Oh, Ludwig, Ludwig, ¡te adoro! No podía soportar a la gente que me rodeaba; permanecí rígidamente sentado y, en mis pensamientos, estaba junto a ti... Cómo latió mi corazón cuando, al pasar por la Residenz, vi una luz en tu ventana." 


Paul como Lohengrin
Paul y Ludwig compartían su pasión por el teatro, especialmente por Wagner. El primero, que poseía una hermosa voz, cantó varias veces para el rey. 

Una de ellas fue durante la representación de Lohengrin ejecutada para celebrar el veinte cumpleaños real en el palacio de Hohenschwangau, a orillas del Alpsee. Para la ocasión no se escatimó en lujos. Paul, caracterizado como el caballero wagneriano, con una reluciente armadura plateada, recorrió el lago en un cisne artificial, iluminado por luz eléctrica. Un alarde de extravagancia, kitsch y despilfarro muy típica del Märchenkönig (rey de cuento), otro apodo para Ludwig en su Baviera natal.
Tras la partida forzosa de Wagner de Múnich en diciembre de ese mismo año (1865), el príncipe Paul sirvió como mensajero e intermediario entre Ludwig y el compositor. El rey, aparentemente, llegó a coquetear con la idea de abdicar para seguir a su héroe musical al exilio,** pero éste, ayudado por Paul, le disuadió de ello en una reunión de incógnito en su villa de Tribschen en 1866. 

Paul viajaría a Tribschen de nuevo en agosto, para intentar convencer a Wagner de que volviera a Múnich. La siguiente carta de Paul al rey está fechada el día 7 de agosto: 
“Acabo de abandonar el íntimo círculo de los queridos amigos (es decir, Richard y Cosima Wagner) y me he retirado a la confortable habitacioncilla que compartimos cuando estuvimos juntos aquí... ¡Hermoso recuerdo! Él y la señora Vorstal (esto es, Richard y Cosima) mandan sus más calurosos saludos. Que Dios te proteja y te mantenga en el trono. Ése es su deseo y el mío propio, pues sólo así podemos lograr nuestro elevado ideal. Los resultados de mi misión, mejor te los haré saber de viva voz, y creo que los encontrarás satisfactorios... Pero buenas noches por ahora, en mis pensamientos te saludo un millar de veces. Tu sincero y fiel Friedrich.”
Pero las cosas se torcerían entre Luis II y el apuesto Paul no mucho después. Parece que hubo quienes intentaron hacer que este último cayera en desgracia, y las calumnias llegaron a oídos del monarca, acusando al joven de llevar una vida licenciosa. Ludwig, criado en un mundo de ensueño ajeno a la maldad y las intrigas, creyó los rumores sin otorgar a su íntimo amigo el beneficio de la duda.

Además, aunque los sentimientos de Ludwig por Paul se habían ido convirtiendo más y más cada vez en un profundo amor, la relación entre ambos se mantenía en un muy delicado equilibrio. Aunque triviales, estos tropiezos (demasiada confianza en una ocasión, titubeos o poca efusión en la siguiente) afectaron a Ludwig hasta hacérsele insoportables. Así, decidió sacar al joven de su vida. Aparentemente, el "error final" de Paul fue tan trivial que ni él mismo fue consciente de haberlo cometido. Cuando supo que había perdido el favor del rey, le envió cartas llenas de desesperación, que no recibirían respuesta:

“¡Mi Ludwig querido! En nombre de todos los santos, ¿qué te ha hecho tu Friedrich? Qué dijo para que no le honrara ninguna mano, ningún buenas noches, ningún 'nos vemos'? No puedo expresar cómo me siento, puede que el temblor de mi pulso ilustre bien mi desasosiego. No pretendí hacerte daño. Perdóname; sé bueno conmigo otra vez, me temo lo peor - no puedo soportar esto. Ojalá estas palabras conciliadoras lleguen a ti. ¡Amén! Perdona a tu desdichado Friedrich."

Las tribulaciones del joven von Thurn


La cizaña sembrada dio sus frutos. En noviembre de 1866, Paul fue "liberado de sus obligaciones" como ayudante de campo, y transferido a un regimiento artillero "en gentil reconocimiento a sus servicios". Desde entonces, empezó a beber descontroladamente. Así, en un estado de angustia y agitación, acabó cruzándose en el camino de la soprano judía Elise Kreuzer, quien actuaba en un teatro muniqués (el hoy Staatstheater am Gärtnerplatz), y con la cual "pasó una noche en una pensión, demasiado borracho para recordarlo más tarde. A la mañana siguiente cada uno siguió su camino, pero poco más de un mes después ella le anunció que era el padre del hijo que esperaba". 

Paul en los buenos tiempos. 1864.
Paul y Ludwig no volvieron a verse nunca más. En enero de 1867, el primero abandonó el ejército bávaro bajo extrañas circunstancias. Bajo el alias "Rudolphi", se trasladó a Wankdorf (Suiza), junto a Elise, donde nacería su hijo, Heinrich. Mientras, la distinguida familia de Paul había encargado a la Policía bávara localizarle y persuadirle de que abandonara a Elise. Para darles esquinazo, la pareja pronto se estableció en un lugar nuevo. 

Decir que corrían malos tiempos para los Thurn und Taxis es quedarse corto. Sumado al escándalo de la deshonrosa unión y fuga de Paul, su joven hermana Amalie había muerto en febrero de ese año. Su hermanastro, Maximilian Anton, príncipe heredero, falleció también en junio. En julio, con la anexión de Frankfurt (donde se hallaba la sede de la próspera compañía de correos que había hecho a la familia una de las más adineradas de la nobleza alemana) a Prusia a consecuencia de la Guerra austro-prusiana, la era del monopolio postal de los Thurn llegó a su fin.
Finalmente, en 1868 el príncipe Paul fue obligado por sus parientes a un matrimonio morganático con Elise. Se le desheredó y desposeyó, además, de sus títulos, rango y derechos de nacimiento. Como compensación, se le asignó una pensión de seis mil florines al año. Paul continuó escribiendo a Ludwig sin éxito, incluso suplicándole que le concediese un título. En junio de ese año, Ludwig le inscribió en la lista de la nobleza bávara, como Herr Paul von Fels. Sin embargo, su instancia para obtener el reconocimiento oficial de nobleza hereditaria fue rechazada meses más tarde. 
Desesperado, Paul intentó volver a contactar con Wagner, como revela un fragmento del diario de Cosima Wagner en 1869: "...Hans no trae sino malas noticias de Múnich; además de ello una carta de Paul von Fels (el antes príncipe Taxis), que quiere una cita de algún tipo, y que, para garantizarla, ¡viene cargada con un montón de cotilleos! A las tres, paseo en barco con los tres pequeños y R."
Paul hizo una nueva intentona de reconciliación con su padre, visitándolo junto con Elise en agosto de ese año en el castillo Donaustauf, de nuevo sin éxito. Así, decidió por fin convertirse en actor teatral en Zúrich. Sin embargo, su carrera fue corta: terminó al verse obligado a abandonar el escenario durante una representación debido a los abucheos del público. 
Elena de Thurn und Taxis
Tras la muerte de su padre en noviembre de 1871, la cuñada de Paul, Elena de Thurn und Taxis***, pasó a ser cabeza de familia hasta que su hijo fuera mayor de edad. Mujer diplomática, intentó volver a poner en contacto a Paul con el rey, y casi tuvo éxito. En 1874, la prensa recogía que Paul volvería a ostentar el apellido familiar, y que iba a ser nombrado mariscal del palacio Herrenchiemsee y maestro real de ceremonias. Sin embargo, finalmente todo quedó en agua de borrajas, por razones que desconocemos.
En 1877, por su parte, Elise se convirtió en la prima donna del teatro de Freiburg. Al parecer, "exigía a su marido que después de sus actuaciones lanzara al escenario un ramo de flores a sus pies, y que mandara a sus amigos hacer lo mismo"
Poco después, el infortunado Paul enfermó de tuberculosis, y marchó con Elise a Lugano, donde empeoró. Ella inició entonces un affaire con un oficial prusiano hospedado en el mismo hotel, y se acabó fugando con él, "dejando a su marido, que había renunciado a tanto por ella, morir solo", el 10 de marzo de 1879 en Cannes, "recordando al único amor verdadero de su vida". Fue enterrado allí, en el Cementerio del Grand Jas, bajo el nombre de Paul von Fels. No puede decirse que fuera un hombre con suerte.

El mismo año la viuda, bajo el nombre de Elisabeth von Fels, se unió al Teatro Municipal de Lübeck, junto a un tal Arno Cabisius, con quien se casó dos años más tarde, y que más tarde se convertiría en director del Teatro Municipal de Magdeburg, cargo que ella asumió a su muerte. Por lo demás, el destino de Heinrich von Fels, el hijo de Elise y Paul, y a quien ésta también abandonó cuando dejó a su esposo, sigue siendo un misterio. Con él cerramos esta trágica historia que parece salida de un "Hola" de la época. Pero los cotilleos regios, cuando media la distancia histórica, parece como que tienen más empaque, ¿no?

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* El texto de este post proviene en buena parte de Wikipedia en su versión alemana (con modificaciones, adiciones y recortes). Cualquier eventual fallo en la traducción del artículo original es responsabilidad mía.

*** La dama en cuestión merecería un post por sí misma. Nacida en la casa de Wittelsbach, fue pensada inicialmente como esposa para Francisco José de Austria, aunque éste prefirió a su hermana menor, la celebérrima Sissi. El parecido físico entre ambas era obvio, como es de apreciar en el retrato incluido en la entrada.